En mi corazón el otoño está latiendo,
en cada hoja que cae
cae un pedazo de mi alma.
Toda la noche miré el cielo sin estrellas
esperando alguna señal que no apareció.
Mi gato Feliche se acerca a mi tristeza
ronronea a mi lado, me invita a salir.
Caminamos por las calles vacias
como dos fantasmas nuestras sombras
recorren las veredas crujientes de hojas secas.
Un semáforo me saluda en el silencio nocturno.
Feliche a mi lado me dice cosas que no quiero entender
la tristeza no tiene fin
la tristeza no tiene fin...repito
Mas tarde abro un libro que hasta ayer me ayudó
es que hoy el sr. Kant no entiende que me sucede
tampoco el sr. Lacan sabra entender
este corazón de otoño.
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